Leyendo el maravilloso dietario de Gil de Biedma, encuentro una disparatada y plausible historia y exégesis del cubismo:
- Picasso vuelve de vacaciones y trae consigo unos cuadros muy buenos, distintos de todo lo que había hecho hasta entonces. Su amigo Braque pinta también unos cuadros excelentes, en la misma manera.
- Alguien tiene ocasión de contemplarlos, queda chocado y prorrumpe en una metáfora: ¡Esto es cubismo!
- Picasso y Braque insisten en esa manera y siguen produciendo cuadros excelentes. La metáfora se convierte en noción estética a la que se adscribe la pintura de ambos pintores y la de otros que empiezan a imitarlos.
- La metáfora empieza a segregar locuciones metafóricas de segundo grado, que sirven para describir, apreciar y comprender la pintura cubista, que es exacta, abstracta y geométrica.
- Los críticos investigan el pasado, y cuanto encuentran en él, si puede soportar los mismos adjetivos, queda clasificado como antecedente. La historia de la pintura, desde Piero della Francesca y Uccello hasta Cézanne, se puebla de Bautistas.
- El proceso de literalización de la metáfora llega a su conclusión inevitable: el cubismo es geometría.
- Picasso y Braque se cansan de pintar así y empiezan a pintar de otro modo. Juan Gris sigue.
- Muere Juan Gris. Termina el cubismo. Todo el mundo tiene ya cuarenta años. Empieza la nostalgia.
Siguen otros ocho puntos, pero los podéis leer directamente en: Jaime Gil de Biedma, Retrato del artista en 1956, Barcelona, Península, 2006 (p. 180-181), con el que Península celebra el cincuentenario de la escritura de este preciosa y deshonesta visión moral de la época.
La edición la acompañan un prólogo de José María Castellet y una carta de Gabriel Ferrater a modo de apéndice.
Queda como deuda alguna que otra errata y omisión, y —especialmente— el arbitrario y sorprendente sentido de la maquetación del texto y esos ominosos marcos negros de las fotos.
[Por cierto, cómo me gusta: Todo el mundo tiene ya cuarenta años. Empieza la nostalgia.]
La edición la acompañan un prólogo de José María Castellet y una carta de Gabriel Ferrater a modo de apéndice.
Queda como deuda alguna que otra errata y omisión, y —especialmente— el arbitrario y sorprendente sentido de la maquetación del texto y esos ominosos marcos negros de las fotos.
[Por cierto, cómo me gusta: Todo el mundo tiene ya cuarenta años. Empieza la nostalgia.]
3 comentarios:
Ole, qué bonito... pero dices "preciosa y deshonesta visión moral", y estoy de acuerdo, aunque por otro lado también me parece muy, pero que muy honesta. Ju ju
(Algunos no tienen ni treinta y ya están nosálgicos!)
Un beso dominguero-trabajador!!!
Cierto. Aunque yo quizá empecé a "nostalgiarme" un poco antes de los cuarenta.
Me encanta el verbo nostalgiarme que oigo por primera vez, Cristina.
Por cierto, menudo encuentro en los comentarios: Marta, te presento a Cristina; Cristina, mi hermana pequeña Marta.
Besos a las dos
Publicar un comentario