viernes, 20 de julio de 2012

House of Leaves, Mark Z. Danielewski

This is not for you.

Gran noticia que lleva semanas circulando: la nueva editorial Pálido Fuego anuncia la publicación de House of Leaves entre sus primeros títulos. Debido a la envergadura del proyecto, la publicarán en coedición con Alpha Decay... audentis Fortuna iuvat, que diría Zampanò. Fuck the hell, en palabras de Johnny Truant.
Me alegro de que un editor español (dos) se atreva con esta grandiosidad, así que enhorabuena por la valentía y por la gran idea de compartir esfuerzos.
Por lo visto, la traducción será de Javier Calvo, así que parece que este será su máster/doctorado/cátedra particular. Ganas tengo de ver cómo se las arregla con el continuo cruce de referencias, citas, juegos léxicos, confusiones semánticas, erratas voluntarias, modismos, juegos semánticos, combinaciones léxicas, solecismos, ruidos, omisiones, cambios ortográficos, digresiones, apuntes metalingüísticos... ¡Godspeed thou!
Suerte también al maquetador que mire de frente a la bestia: 
¿Publicarán la edición en tres colores, con la casa y el Minotauro incluidos? ¿Van a rehacer el índice analítico sin  sufrir lipotimias varias? ¿Quiénes serán los valientes que confirmen las citas verdaderas y adapten aquellas falsas, trucadas, incompletas...? ¿Cómo será la "voz" de Johnny Truant en español? La de Zampanò y el editor creo que pueden volcarse al español sin gran dificultad manteniendo sus particularidades y cadencia del original, pero ¿qué hacer con Johnny? ¿Y cómo volcar la progresión demente de las cartas de la madre de Johnny gradualmente? ¿Se van a mantener los errores ortotipográficos del original, salud del corrector mediante? ¿Van a poner en marcha un foro donde interpretar y reintrepretar The Navidson Record, la mitografía, las disquisiciones técnicas, los sentidos ocultos, los juegos alegóricos, etc., como han hecho en EEUU? ... Y así cientos de preguntas...
I still get nightmares.

jueves, 3 de febrero de 2011

Yuri Herrera, "Señales que precederán al fin del mundo"

Las dos novelas de Yuri Herrera y una que me perdí de Chirbes (edad obliga): la literatura en español para mí es una fiesta.
Dejo esto, que si el spanglish, que si lo que sea:
Son paisanos y son gabachos y cada cosa con una intensidad rabiosa; con un fervor contenido pueden ser los ciudadanos más mansos y al tiempo los más quejumbrosos aunque a baja voz. Tienen gestos y gustos que revelan una memoria antiquísima y asombros de gente nueva. Y de repente hablan. Hablan una lengua intermedia con la que Makina simpatiza de inmediato porque es como ella: maleable, deleble, permeable, un gozne entre dos semejantes distantes y luego entre otros dos, y luego entre otros dos, nunca exactamente los mismos, un algo que sirve para poner en relación.

Más que un punto medio entre lo paisano y lo gabacho su lengua es una franja difusa entre lo que desaparece y lo que no ha nacido. Pero no una hecatombe. Makina no percibe en su lengua ninguna ausencia sino una metamorfosis sagaz, una mudanza en defensa propia. Pueden estar hablando en perfecta lengua latina y sin prevenir a nadie empiezan a hablar en perfecta lengua gabacha y así pueden mantenerse, entre cosa que se cree perfecta y cosa que se cree perfecta, transfigurándose entre dos animales hasta que por descuido o por clarísima intención de pronto dejan de alternar lenguas y hablan en esa otra. En ella brota la nostalgia de la tierra que dejaron o no conocieron, cuando usan las palabras con las que se nombran objetos; las acciones las mientan usando un verbo gabacho que es ejecutado a la manera latina, con la colita sonora de allá.

Al usar en una lengua la palabra que sirve para eso en la otra, resuenan los atributos de una y de la otra: si uno dice Dame fuego cuando ellos dicen Dame una luz, ¿qué no se aprende sobre el fuego, la luz y sobre el acto de dar? No es que sea otra manera de hablar de las cosas: son cosas nuevas. Es el mundo sucediendo nuevamente, advierte Makina: prometiendo otras cosas, significando otras cosas, produciendo objetos distintos. Quién sabe si durarán, quién sabe si sus nombres serán aceptados por todos, piensa, pero ahí están, dando guerra.
Las dos de Yuri Herrera en Periférica; de Chirbes, La larga marcha, en Anagrama.

martes, 5 de octubre de 2010

Georges Duhamel, «Diario de Salavin»

Ayer encontré en la librería Arrebato el Diario de Salavin de Georges Duhamel. Gran sorpresa, no iba en su búsqueda. No os cuento mucho porque lo cuenta mejor Ignacio Echevarría en Letras Libres.

La edición es la de José Janés de 1950; la más actual de Losada no la he visto más que en su web. Supongo que están de broma con el diseño de cubierta, que lo mismo vale para el diario de un mal año, de un año bueno o de dos consecutivos. Ah, sí, emplean el título Diario de un aspirante a santo, márketing de la época pensado por un gran visionario: el libro pertenece a la serie de novelas Vie et aventures de Salavin, que incluye cinco títulos sobre el tal: ¿qué hacer si triunfa? ¿Se le cambia el nombre para cuadrar las cuatro restantes en la serie? ¿Se reedita?

El caso es que aquí va el comienzo, a ver si alguien se decide a republicarla en España, y si no la buscáis donde tengáis a buen entender:
Hoy, 7 de enero, aniversario de mi nacimiento, tomo la resolución de transformar totalmente mi vida.

Me llamo Louis Salavin. Tengo cuarenta años. Estoy casado. Mi mujer es la más dulce y afectuosa de las mujeres. Verdaderamente nada puede reprochársele, aparte de algunas pequeñas cosas que estaría fuera de lugar señalar en este momento solemne. Tengo el inapreciable don de poseer aún a mi madre, que es muy vieja. Es una persona admirable, una perfección. La suerte me la ha conservado, me ha hecho este favor, a mí, tan indigno. Escribo esta palabra con pleno conocimiento de causa y con la esperanza de aplicármela por última vez.

Tenía un hijo, un niño. Lo he perdido. Querría poder exclamar como Job: "Dios me lo dio. Dios me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!". Desgraciadamente, perdí la fe religiosa desde los veinticinco años y debo confesar que la muerte de mi hijo me destrozó. Injusticia irremediable.

Mi carácter es sombrío, por lo que no he tenido muchos amigos; pero dos de ellos merecen mencionarse aquí. El primero, compañero de mi juventud, se llamaba Octave Lanoue. Vive aún y si empleo el imperfecto al hablar de él es para mostrar que, para mí, Lanoue terminó, cesé de quererle; confieso el hecho, no me envanezco por ello en modo alguno. El segundo, Edouard Loisel, fue el amigo de la edad madura. No puedo pensar en él sin que me sangre el corazón. Le hice mucho daño y precisamente a causa de ello le juré un odio impío, del que, en lo secreto de mi alma, abjuro ahora.
Georges Duhamel, Diario de Salavin, Barcelona, José Janés Editor, "Manantial que no cesa", 1950. Trad. de J. F. Rosal. (No es la traducción que utiliza Losada.)

(Ojo al error de la cuarta de cubierta. Por lo visto, se repite en otros libros de la colección.)

martes, 28 de septiembre de 2010

Editores en paro: Jean Dutourd

Un día, [Gaston Gallimard] recibe una petición de entrevista de un escritor de treinta años a quien hace tiempo envió una nota de ánimo después de la aparición de su ensayo Le complexe de César, una frase hecha: «Me ha interesado mucho… Me honraría mucho publicar una de sus próximas obras». Nunca se sabe. El autor publica en Laffont, pero no hay que desconfiar del provenir, es joven, parece prometedor. Tiene un buen recuerdo de él. Así pues, Gaston recibe a Jean Dutourd que le dice:

—Me escribió usted hace cuatro años…

—Efectivamente…

—Pues mire, desde entonces he pasado tres años en Londres en el servicio francés de la BBC, tuve nostalgia del país, volví, me encontré con su nota y… Estoy en el paro, sin un duro: ¿Tendría usted una plaza de limpiador para mí?

Gaston sonríe y pide un tiempo para reflexionar. Veinticuatro horas más tarde, Dutourd recibe una carta proponiéndole el puesto de consejero literario. Permanecerá en él dieciséis años.

Pierre Assouline, Gaston Gallimard. Medio siglo de edición en Francia. Barcelona, Península, 2003.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Vuelta de vacaciones

Primo, che io con mia sorella non sappiamo niente l'uno dell'altro e il ruffiano lo andate a fare voi se ne avete voglia. Secondo, che mia sorella non va coi tedeschi perché tiene coi tedeschi, ma perché è internazionale come la crocerossa e alla maniera che va con loro poi andrà con gl'inglesi, i negri e tutti i sacramenti che verranno dopo.
Italo Calvino, Il sentiero dei nidi di ragno. Milán, 2002, Oscar Mondadori. (p. 11)


Che Gregorio Palmisano e sò soro Caterina erano pirsone chiesastre fin dalla prima gioventù, era cosa cognita in tutto il paìsi. Non si pirdivano 'na funzioni matutina o sirali, 'na santa missa, un vespiro, e certi volte annavano in chiesa macari senza un pirchì, sulo che ne avivano gana. Il liggero profumo di 'ncenso che stagnava nell'aria doppo la missa e l'aduri della cira delle cannile era per i Palmisano meglio del sciauro del ragù per uno che non mangiava da dieci jorni.
Andrea Camilleri, La caccia al tesoro. Palermo, 2010, Sellerio. (p. 9)


miércoles, 21 de abril de 2010

Encuadernación artesanal y ebooks



Hoy Joaquín Rodríguez apunta en sus Futuros del libro los 14 problemas +1 que a su entender todavía tiene que afrontar la edición electrónica. Se agradece leer su blog, donde se separa la paja del grano, donde pasar la página en un ebook en menos de 1 segundo no es un logro sino una constatación del estado de la cuestión, o donde el ipad no se celebra como la reinvención de la imprenta.

Es interesante echar una ojeada a sus continuos post, cuyo índice da clara cuenta del desarrollo lógico y estructurado de una visión nítida sobre la evolución de la edición digital, de las nuevas formas de lectura y creación de contenidos, y es esperanzador leer los comentarios de quienes contribuyen a esclarecer los puntos y perspectivas que el autor plantea.

Sobre el vídeo que ilustra la entrada: no sé por qué, cuando últimamente pienso en la edición electrónica, frecuentemente pienso en esas imágenes. Cortesía de Taller Ditoria.

miércoles, 7 de abril de 2010

Severino Cesari, "Conversaciones con Giulio Einaudi"

En diciembre del año pasado, Trama Editorial publicó Conversaciones con Giulio Einaudi, una conversación entre el fundador de la editorial homónima y Severino Cesari, en la que el editor turinés reflexiona su actividad editorial y su experiencia personal y política al frente de esa gran casa en cuyo consejo discutían apasionadamente los miembros de su consejo editorial (Calvino, Bobbio, los Ginzburg), en quienes Einaudi fundamente el éxito de su aventura.

No he visto el libro de Trama, pero sí tengo desde hace años un ejemplar de la edición original española de Anaya & Mario Muchnik, cuya traducción de Esther Benítez ahora rescata -si no me equivoco mucho- Trama.

Mi discreta admiración por Giulio Einaudi viene de muchas de las ideas y entusiasmos que muestra en este libro (y otros), y al ver la nueva edición, rescato esta idea de paraíso editorial de su conversación:
La última tarea de la edición cultural para los próximos veinte años me parece que es la recuperación de la felicidad. Quizá el mayor defecto de una editorial cultural, donde necesariamente la atmósfera debe ser laboriosa, sí, pero no burocrática, sea la falta de felicidad. Es una impresión mía, acaso sea una impresión errónea, pero entonces, ¿por qué tanta inquietud y tanto descontento?
¿Dónde se ha refugiado aquella felicidad de hacer cosas? ¿En las editoriales pequeñas, entonces, donde se matan a trabajar? Quizás las editoriales de cierta dimensión corren el riesgo de burocratizar el trabajo.
Añado que la tendencia de una empresa que produce cultura a volverse burocrática, a hacer demasiada "literatura empresarial", derrochando tiempo y papel, se conjuga con el riesgo de destruir el bien más precioso, el sentido y la práctica del trabajo colectivo.
[...] Sólo gracias a la participación de todos, autores, redactores, asesores y managers, se logra caracterizar una editorial y construir un público, un lector, el lector que "se fía" de cada libro que haces.
Saca tú tus propias conclusiones. Yo me apunto al entusiasmo y al compromiso, y ya me gustaría estar en un sitio así. Y también me apunto a lo que cuenta de los editores de Seuil: "Entras en un patio, subes una escalera interior, y te encuentras con tres o cuatro jovenzuelos trabajando, discutiendo, actuando como redactores libres, vivos". Pues eso.

Breve nota para una investigación personal: ¿Qué es de Mario Muchnik, el editor que se ocupaba en la página de créditos de que supiéramos en qué tipografía leíamos cada uno de sus libros y conociéramos a los editores de cada título?

Severino Cesari, Conversaciones con Giulio Einaudi, Trama Editorial, "Tipos Móviles", Madrid, 2009.
Giulio Einaudi en diálogo con Severino Cesari, Anaya & Mario Muchnik, "Europeos Sin Fronteras", Madrid, 1993.