martes, 28 de septiembre de 2010

Editores en paro: Jean Dutourd

Un día, [Gaston Gallimard] recibe una petición de entrevista de un escritor de treinta años a quien hace tiempo envió una nota de ánimo después de la aparición de su ensayo Le complexe de César, una frase hecha: «Me ha interesado mucho… Me honraría mucho publicar una de sus próximas obras». Nunca se sabe. El autor publica en Laffont, pero no hay que desconfiar del provenir, es joven, parece prometedor. Tiene un buen recuerdo de él. Así pues, Gaston recibe a Jean Dutourd que le dice:

—Me escribió usted hace cuatro años…

—Efectivamente…

—Pues mire, desde entonces he pasado tres años en Londres en el servicio francés de la BBC, tuve nostalgia del país, volví, me encontré con su nota y… Estoy en el paro, sin un duro: ¿Tendría usted una plaza de limpiador para mí?

Gaston sonríe y pide un tiempo para reflexionar. Veinticuatro horas más tarde, Dutourd recibe una carta proponiéndole el puesto de consejero literario. Permanecerá en él dieciséis años.

Pierre Assouline, Gaston Gallimard. Medio siglo de edición en Francia. Barcelona, Península, 2003.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Vuelta de vacaciones

Primo, che io con mia sorella non sappiamo niente l'uno dell'altro e il ruffiano lo andate a fare voi se ne avete voglia. Secondo, che mia sorella non va coi tedeschi perché tiene coi tedeschi, ma perché è internazionale come la crocerossa e alla maniera che va con loro poi andrà con gl'inglesi, i negri e tutti i sacramenti che verranno dopo.
Italo Calvino, Il sentiero dei nidi di ragno. Milán, 2002, Oscar Mondadori. (p. 11)


Che Gregorio Palmisano e sò soro Caterina erano pirsone chiesastre fin dalla prima gioventù, era cosa cognita in tutto il paìsi. Non si pirdivano 'na funzioni matutina o sirali, 'na santa missa, un vespiro, e certi volte annavano in chiesa macari senza un pirchì, sulo che ne avivano gana. Il liggero profumo di 'ncenso che stagnava nell'aria doppo la missa e l'aduri della cira delle cannile era per i Palmisano meglio del sciauro del ragù per uno che non mangiava da dieci jorni.
Andrea Camilleri, La caccia al tesoro. Palermo, 2010, Sellerio. (p. 9)