lunes, 30 de marzo de 2009

Arrebato: Andrea Navagero

Lo cuenta así Fernando Báez:

Resulta bastante excéntrico el caso del veneciano Andrea Navagero, quien idolatraba la obra del poeta romano Catulo y no pasaba un día sin leerla, sin traducirla y discutir línea por línea sus ambigüedades. Creía, como les sucede a muchos con Homero, con Shakespeare o Neruda, que toda la literatura residía en Catulo. Lo increíble es que llegó al extremo de encender todos los años en su honor una hoguera, donde quemaba, impaciente, libros con los Epigramas de Marcial; culminaba con una lectura en voz alta de los textos de su autor venerado.

Fernando Báez, Historia universal de la destrucción de libros, Barcelona, Destino, 2004 (p. 143).

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